
En un mundo donde la vida parece cada vez más complicada y exigente, encontrar la plenitud puede parecer una meta lejana. Nos han vendido la idea de que la felicidad está en el éxito, en tener más cosas, en cumplir expectativas externas. Pero ¿y si la verdadera felicidad estuviera en lo simple? ¿Y si dejaras de poner excusas y empezaras a cambiar, desde hoy, sin filtros?
El psicólogo español Rafael Santandreu lo deja claro en su libro Ser feliz en Alaska: la clave de una vida plena está en entrenar tu mente, no en cambiar el mundo exterior. Él afirma que “no necesitamos casi nada para ser felices, solo una mente serena y entrenada para amar la vida tal y como es”.
A continuación, te comparto —de forma sencilla y directa— algunos pasos esenciales para abrazar lo simple y empezar un cambio real en tu vida. Sin excusas, sin filtros. Solo tú y tu decisión de vivir mejor.

1. Simplifica tu mente: piensa menos, siente más
Una de las bases del método de Santandreu es dejar de lado el ruido mental. Pasamos el día rumiando problemas que en realidad no tienen solución inmediata o no dependen de nosotros.
Consejo práctico: Cada vez que te descubras pensando en algo negativo, dite: “Esto no me ayuda ahora”. Cambia el foco: observa lo que te rodea, respira, vuelve al presente.
2. Abandona el “necesitismo”
El autor afirma que muchas de nuestras frustraciones nacen del necesitismo, es decir, de creer que necesitamos cosas para estar bien: una pareja, un trabajo perfecto, una casa más grande...
Reprograma tu diálogo interno: En vez de decir “necesito esto para ser feliz”, cambia a “me gustaría, pero no lo necesito”. El simple hecho de pensarlo así, reduce el estrés.
3. Vuelve a lo esencial
Santandreu sugiere vivir con lo mínimo. No solo a nivel material, sino también emocional. Cuanto menos cargues, más libre eres.
Prueba esto hoy: Elimina una preocupación, un objeto, una actividad que no te aporte paz. Vacía para llenarte de calma.
4. Entrena tu mente como a un músculo
La felicidad, según el autor, no es un don. Es una habilidad que se entrena cada día.
Pequeño hábito diario: Dedica 10 minutos a escribir 3 cosas buenas de tu día. Incluso en los peores días, algo siempre se puede rescatar. Así entrenas tu atención para ver lo positivo.
5. Haz cosas por los demás (sin esperar nada)
Ayudar, escuchar, acompañar... esas pequeñas acciones nos sacan del ego y nos conectan con lo humano. Y eso nos hace más felices.
Reto diario: Haz una acción amable con alguien. No importa si lo notan o no. Hazlo para ti, para tu plenitud.
6. Deja de poner excusas
No hay mejor momento que ahora. El cambio no empieza el lunes, ni cuando tengas tiempo, ni cuando el mundo esté en calma. Empieza cuando tú lo decides.
Frase clave para repetir: “No necesito que cambie nada afuera. Solo necesito empezar desde dentro”.

En resumen:
No necesitas una vida perfecta para ser feliz.
La felicidad no es tenerlo todo, es disfrutar de lo poco.
El cambio es pequeño, interno y constante.
No te compliques: simplifica, suelta, agradece y actúa.
La plenitud está más cerca de lo que crees. No vive en filtros de redes, ni en metas futuras. Vive en tu capacidad de abrazar lo simple, lo real, lo que ya tienes. Hoy, sin excusas.
¿Estás listo para empezar ese cambio osito —pequeño pero firme— en tu vida?
Recuerda: no se trata de tener más, sino de necesitar menos.
Ahí, justo ahí, empieza la libertad.